¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL?

Jugar es fundamental para el desarrollo infantil. El juego ayuda a explorar, aprender sobre la sociedad y convivir con los demás, y promueve el desarrollo físico, cognitivo, emocional de niños y niñas. Los niños experimentan, interactúan con otros y disfrutan de su entorno, lo que contribuye a su crecimiento y bienestar general. Cuando además el juego se realiza al aire libre, acceden a un espacio para divertirse y relajarse al tiempo que pueden conectar con la naturaleza.

No obstante, en la sociedad actual se observa una disminución en el juego al aire libre en comparación con generaciones anteriores: el uso del espacio público por parte de los niños, que antes pasaban horas y horas en el exterior y a menudo participaban en grandes grupos, está ahora más limitado en cuanto a tiempo, compañeros y actividades.


Más actividades sedentarias

Esto viene motivado por cambios en nuestro estilo de vida, en donde hay un aumento de las actividades estructuradas, en su mayoría sedentarias, junto con el incremento del uso de dispositivos electrónicos (videojuegos, redes sociales…) que han cambiado las preferencias de juego de muchos niños.

Por otro lado, en muchas áreas urbanas se ha reducido el acceso a espacios verdes y ha aumentado el tráfico de vehículos. La falta de zonas de juego abiertas en los barrios se considera un obstáculo importante para las oportunidades de crecimiento que ofrece el juego.

Al tiempo, hay una mayor preocupación por parte de los progenitores, que tienden a estar más preocupados por la seguridad de sus hijos, con una mayor conciencia sobre los riesgos potenciales en entornos al aire libre. Esto impide que los niños tengan la oportunidad de jugar libremente sin supervisión.



Pero debido a la importancia para el desarrollo de que los niños experimenten y aprendan a gestionar el riesgo es aconsejable mantener un equilibrio entre las comprensibles exigencias de seguridad y las necesidades de los niños de jugar El juego al aire libre es considerado muy importante para el desarrollo intelectual, motor emocional y social de los niños.  Equilibra e armoniza los aprendizajes intelectuales y los motores, integrando estas habilidades de manera coherente en la conducta del niño libremente.

Poder usar el espacio al aire libre significa poder ejercitar otras habilidades que han estado un poco “enclaustradas” este tiempo: trepar, correr, columpiarse, etc. Y muchas actividades que implican el desarrollo de la motricidad gruesa y mayor actividad física que es tan importante para la vida de niños y adultos.


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